Jean Paul Sartre
Jean Paul Sartre es el representante más notable del existencialismo ateo. Su postura basada en la responsabilidad del hombre sobre sus actos, independientemente de la existencia o no existencia de Dios, está reflejada en un pequeño libro titulado “El Existencialismo es un Humanismo” donde muestra los conceptos básicos de su pensamiento.
El primer paso del existencialismo es poner en el hombre la total responsabilidad de su existencia y la de todos los demás. Porque al elegirse a si mismo está creando también una imagen del hombre tal como considera que debe ser.
Así, su responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque lo compromete a él y también a toda la humanidad.
Eligiéndose, elije a todos los hombres, porque con sus acciones está habilitando a todos los demás a hacer lo mismo.
Esta responsabilidad de elegirse a cada instante es el origen de la angustia y del desamparo porque no tiene excusas, ya que es libre para elegir sus actos.
James Madison
James Madison definió claramente los alcances de la responsabilidad: “La responsabilidad, para ser razonable, se debe limitar a los objetos que están dentro del poder de la parte responsable, y para ser efectiva debe relacionarse con operaciones de ese poder”. Las personas que no han alcanzado la madurez aún no son plenamente dueñas de sus poderes.
Es una perogrullada afirmar que todo lo que se ha hecho en la historia del mundo es obra de alguien; alguna persona ha ejercido algún poder para hacerlo. Nuestra parte de responsabilidad por lo que hacemos individualmente o en concierto con los demás varía con las estructuras sociales y políticas dentro de las que obramos, pero en general aumenta con la madurez.
Soren Kierkegaard
Soren Kierkegaard, predecesor del existencialismo en el siglo XIX, deploraba el efecto nocivo de las multitudes (rebaño) en nuestro sentido de la responsabilidad. “Una multitud es de por sí inauténtica, dado que vuelve al individuo impenitente e irresponsable, o al menos reduce al mínimo su sentido de la responsabilidad”. En sus Confesiones, San Agustín hizo de esta disminución de la responsabilidad ante la presión de los pares un rasgo central de su meditación sobre el vandalismo de su juventud, “todo porque nos avergonzamos de abstenernos cuando otros nos incitan a participar”. Pero insistía tanto como Aristóteles y los existencialistas en reconocer la responsabilidad personal por lo que había hecho. Un sentido débil de la responsabilidad no debilita el hecho de la responsabilidad.
relato personal
en mi casa la responsabilidad es un valor inculacado desde niños a mis dos hermanos y a mi es por eso que aborde este tema.
un tipico ejemplo de la responsabilidad en mi vida esta primero en ser responsable conmigo misma para luego poder ser resposable ante la sociedad que es un exigencia muy grande hoy dia ya que tanto en mi casa como en mi trabajo este valor cumple un papel fundamental para mi desarrollo humano.
al mandarme hacer una facturacion un trabajo o algo que se relaciones a mi cargo es mi responsabilidad que ese documento o papel salga con un fin de su destinatario comun e de alli un tipico ejemplo de la responsabilidad en mi dia a dia
Valentía.- Para dar cuenta de los propios actos hace falta un valor capaz de superar el temor al castigo. (Responsabilidad ante los demás).
Humildad.- El orgullo dificulta pedir perdón; mientras que la persona humilde reconoce sus fallos. (Responsabilidad ante uno mismo).
Piedad basada en la filiación divina.- Quien aprecia el gran don de ser hijo de Dios procura que su comportamiento agrade a su Padre. (Responsabilidad ante Dios).
Pensamiento sobre la Responsabilidad
Las personas responsables son personas maduras que se hacen cargo de sí mismas y su conducta, que son dueñas de sus actos y dan cuenta de ellos, responden por ellos. Para fomentar la madurez y la responsabilidad en nuestros hijos, debemos valernos de los mismos recursos que utilizamos para cultivar otras características deseables: la práctica y el ejemplo. Las tareas domésticas, las tareas escolares y otras actividades contribuyen a la maduración si el ejemplo y las expectativas de los padres son claros, coherentes y acordes con las aptitudes que el niño está desarrollando.
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